¿Sabías que cada una de nuestras conexiones en la red generan un impacto medioambiental?
En concreto, según el informe “Cliking Clean” de Greeanpeace, con cada una de nuestras búsquedas en internet, se liberan 0,2 gramos de CO2 al medio ambiente.
Y es que ya hemos hablado antes de la sostenibilidad medioambiental y de los efectos de nuestros modos de vida sobre el planeta. Pero esta vez, damos un paso más.
En nuestras sociedades impera la cultura de usar y tirar. Pero ya no se trata solamente de la enorme cantidad de basura física que atenta contra el medio ambiente.
Ahora hablamos de toda esa basura que genera un serio impacto en nuestro entorno y en el aire que respiramos, pese a ser invisible.
La contaminación tecnológica: un problema global de nuestras sociedades modernas
Ya lo hemos mencionado en varias ocasiones: vivimos en un mundo interconectado. Y nuestra cultura está cambiando.
Hoy más que nunca, estamos viviendo una situación que nos impulsa hacia el teletrabajo y el desarrollo de la vida online. Pasamos gran parte de nuestro tiempo conectados.
Desarrollando muchas de nuestras actividades principales en línea: trabajamos, compramos, nos relacionamos y consumimos ocio a través de la red. Sin duda, gracias a este increíble desarrollo tecnológico contamos con enormes beneficios que nos permiten continuar con nuestras vidas cómodamente.
Pero, aunque no lo veamos, todo ello también genera un impacto ambiental importante.
De hecho, el tráfico de datos representa el 55% anual de consumo energético. Cada vez que solicitamos un archivo, descargamos música o enviamos mensajes desde nuestros dispositivos, se produce un elevado consumo energético al aumentar los datos por la red.
Estos datos se almacenan en los llamados data centers o centros de datos. Por tanto, a mayor cantidad de tráfico de datos, mayor será el número de centros necesarios para almacenarlos y gestionarlos.
Estos centros requieren de un mantenimiento preciso y muy delicado, llegando a provocar emisiones de gases de efecto invernadero similares a las que producen las aerolíneas.
Es obvio que la tendencia va en aumento: la situación actual de crisis sanitaria y económica, unido a los flujos migratorios, las crecientes necesidades sociales y de desarrollar emprendimientos creativos y nuevas formas de relacionarnos, sitúan a internet como la pieza clave del puzzle.
3 pequeñas acciones para reducir la contaminación tecnológica
No, no pienso que la solución sea tan radical como dejar de hacer búsquedas online, ver Netflix e ignorar los avances tecnológicos y sus increíbles beneficios. Vivimos en un mundo globalizado, donde la diversidad y las relaciones interculturales imperan nuestra vida.
Se trata simplemente de ser conscientes del impacto de nuestras acciones, y de hacer poner en práctica algunos ajustes para que nuestros gestos resulten más responsables y sostenibles.
En definitiva, podemos tratar de gestionar de forma racional nuestro uso tecnológico en tres simples pasos:
1. Reducir
Cada vez que compramos un aparato tecnológico nuevo, estamos incrementando el consumo y, por tanto, el nivel de contaminación. Evitar caer en las estrategias del marketing y dejar de estar a la última supone un esfuerzo.
Sin embargo, por suerte son cada vez más las empresas que buscan desarrollar su actividad de forma menos agresiva para el medio ambiente.
Por ejemplo, ¿sabías que existe un buscador ecológico alternativo a Google? Su nombre es ECOSIA:
2. Reutilizar
Muchas veces, nos desprendemos de cosas que están en perfecto estado y que podría servirle de gran utilizado a otras personas. O incluso si tiene algún desperfecto, pensamos: “Es inservible. ¿Quién lo va a querer?”.
Lo cierto es que hay muchas empresas que se dedican a reutilizar los materiales o productos, e incluso podemos venderlos o donarlos a distintas ONGs.
El objetivo es no generar más basura innecesaria, sino darle todo el uso posible a lo que ya existe.
3. Reciclar
En la línea de todo lo anterior, cuando la vida de ese producto llega a su fin, podemos transformar su uso mediante el reciclaje.
Al igual que nuestra actividad diaria en la red se convierte en contaminación medioambiental, podemos convertir nuestros residuos electrónicos en potenciales productos útiles, sin necesidad de generar un exceso de producción.
Conclusión: Cada gesto cuenta
¿Conoces el caso de Hand Tree?
Se trata de un invento innovador y revolucionario con el que podríamos dar pasos agigantados en nuestras sociedades.
Consiste en una pulsera que purifica el aire, simulando la forma en que lo haría una planta. Es decir, convierte el dióxido de carbono en oxígeno.
Alexandr Kostin, el responsable de este gran invento asegura que, si todos los ciudadanos de las grandes ciudades utilizasen estas pulseras, la reducción de la polución caería de manera drástica.
Y tú, ¿tienes una idea innovadora para construir sociedades más diversas, creativas, responsables y sostenibles? ¿Quieres saber cómo desarrollarla? ¡Descárgate mi guía gratuita y empieza hoy mismo!
No imaginaba que las búsquedas en Internet podían influir tanto en la producción de CO2.
Siempre he criticado el usar y tirar que impera en nuestra sociedad,pero ahora comprendo también que el uso permanente de Internet,las búsquedas online pueden afectar nuestro medioambiente.
Las nuevas tecnologías forman parte de nuestras vidas y ya no podemos renunciar a ellas.
Como dices ,todos nosotros,a nivel individual ,podemos actuar ,ser más conservadores con el uso de los medios online y pensar en el reciclaje.
Es importante una conciencia colectiva y solidaria.
Gracias Silvia, me alegro de que mis publicaciones te sirvan para profundizar en nuevos aspectos poco conocidos sobre los efectos del mundo globalizado y el avance tecnológico. Tienes razón, no podemos renunciar a ello. Por suerte siempre existen algunas alternativas que, por insignificantes que parezcan sus efectos, cada pequeño gesto a nivel individual supone un gran cambio. ¡Gracias por compartir tus impresiones y tu opinión!