ESPAÑA DESPUÉS DEL CORONAVIRUS: ¿CAMBIARÁN NUESTROS HÁBITOS Y COSTUMBRES CULTURALES?

By 10/06/2020junio 8th, 2021Cultura

En artículos anteriores, ya empezamos a hablar sobre el coronavirus y cómo la cultura de cada país influye a la hora de hacer frente a esta pandemia mundial.

Gracias a Saúl, pudimos conocer cuál está siendo su experiencia en este momento, ya que aún continúa atrapado en el crucero en el que estaba trabajando. Incapaz de regresar a su país de origen y de pisar tierra, compartió con nosotros todas sus vivencias a bordo desde que comenzó el Estado de Alarma.

Por otra parte, Marta nos aportó una visión muy interesante sobre esta situación gracias a su experiencia trabajando en África. Como ella misma menciona, “esto ya estaba pasando en el mundo”. Te recomiendo encarecidamente que escuches su entrevista. Estoy convencida de que no te dejará indiferente.

Almudena estaba trabajando en Myanmar cuando, inmediatamente, tuvo que regresar a España en plena cuarentena. “Parecía el fin del mundo”, afirma.

Y es que, sin duda, estamos viviendo un momento histórico que marcará un antes y un después en nuestras sociedades.

EL GRAN IMPACTO SOCIAL DEL CORONAVIRUS EN ESPAÑA

Radicalmente, nos vimos obligados a cambiar nuestros patrones culturales de manera drástica para hacer frente a esta situación.

Los trayectos hacia el trabajo, las charlas con los compañeros en la oficina, las quedadas con amigos, los paseos, las noches de fiesta… TODO se vio reducido, de la noche a la mañana, a la ausencia de contacto, al teletrabajo (en el mejor de los casos) y a las videollamadas.

Empezamos a buscar formas de escapar, alternativas para volver a esos patrones culturales a los que estábamos acostumbrados. Y así, surgió nuestra cita nacional a las 20h en todos los balcones españoles. Un mecanismo de relajación para volver a sentirnos, en cierta medida, unidos de nuevo.

Pensábamos que todo terminaría. Quizás no éramos (o no quisimos ser) conscientes de que aquello no era más que el principio. En plena desescalada, salimos a la calle sí, recuperamos las miradas, las palabras, los paseos y una parte de nuestra cultura.

Sin embargo, lo hacemos en la distancia, respetando las medidas de distanciamiento social establecidas, y tan poco comunes para nosotros. Lo hacemos sin vernos las sonrisas y, lo que  es más duro, sin poder abrazarnos ni besarnos. Lo hacemos cubiertos en mascarillas y guantes para protegernos de ese contacto que tanto ansiábamos.

Pero, ¿cómo nos afecta todo esto a los españoles? ¿Cómo choca esta “nueva realidad” con nuestros hábitos culturales?

LA CULTURA ESPAÑOLA

Son muchos los elementos que configuran una cultura. Hace unas semanas, pudimos ver algunos de los aspectos más significativos de la cultura americana.

 En el caso de España, más allá de la siesta y de las tapas, nuestro país se caracteriza por albergar un gran crisol cultural de hábitos, costumbres y tradiciones.

El contacto y las relaciones personales son uno de los factores que más nos representan: nuestra manera de relacionarnos, de hablar alto y entre grandes grupos de personas; el contacto cercano y la necesidad de tocarnos, de gesticular con las manos, de darnos besos y abrazos… Todo ello nos identifica, y nos hace sentir parte del grupo. Nos produce bienestar y nos tranquiliza.

Además, como buen país mediterráneo, España cuenta con muchas horas de sol y con un buen clima durante buena parte del año, por lo que la vida en la calle y los paseos a cualquier hora del día resultan habituales en cualquier ciudad del país.

En este sentido, el ocio nocturno es un referente clave en las ciudades más turísticas de España. Además, contamos con una inmensa variedad de fiestas locales y nacionales, que sirven como excusas perfectas para juntarnos y pasar tiempo con familiares y amigos. La música y el baile (y no sólo el flamenco) también forman parte de la cultura del país.

¿CÓMO AFECTA LA PANDEMIA A NUESTRA CULTURA? ASPECTOS CULTURALES QUE PODRÁN VERSE ALTERADOS

  • Contacto físico: besos y abrazos

Creo que todos estaremos de acuerdo: necesitamos el contacto físico. Somos seres sociales, forma parte de nuestras necesidades básicas. El contacto nos reconforta, nos equilibra emocionalmente, nos hace sentir personas.

Los dos besos, el apretón de manos, la palmada en la espalda, el choque de puños o palmas, el abrazo… Todos forman parte de nuestra cultura, ya que suponen una serie de rituales que configuran nuestra normativa social.

Por tanto, al no poder utilizar estos rituales, aparece una necesidad alarmante de afecto y contacto físico. Y esas carencias pueden dar lugar a distintas formas de estrés y ansiedad.

Con la llegada del coronavirus y las medidas de seguridad extremas, todos hemos tenido que renunciar a nuestras costumbres y hábitos más arraigados. Según parece, la tendencia apunta hacia la reducción drástica de estas normas de comportamiento social… ¿llegaremos a recuperarlas?

  • Cultura de bares y vida en la calle

En España, aprovechando las horas de sol y el buen clima durante buena parte del año, solemos salir, ir a los parques, pasear, ir a las terrazas, caminar o practicar deporte. Hay mucha vida en las calles.

Con el confinamiento, vimos privada esta gran parte de nuestra vida. Hemos pasado mucho tiempo sin poder disfrutar de la vida de exterior. Y ello, sin duda, nos ha afectado profundamente.

Hemos vuelto a las calles, sí. Pero esta “nueva normalidad” no nos permite continuar exactamente con nuestras vidas de antes. Se transforma por completo el ocio y nuestra manera de relacionarnos. En palabras del sociólogo Eduardo Bericat, esta nueva situación nos está llevando hacia un incremento de la individualización.

Según afirma él, no hay problema en prescindir de nuestros hábitos culturales y renunciar a los planes en conjunto, los besos y abrazos por unos meses. Lo preocupante será que nos acostumbremos a esta nueva situación, y desterremos esas costumbres culturales de nuestras sociedades.

En relación con este aspecto cabe mencionar que, en España, solemos acompañar mucho: acompañamos para comprar, para ir al médico, para pasear al perro, incluso para tirar la basura. Tuvimos que acostumbrarnos a seguir todas esas rutinas en solitario. Como hemos dicho, es posible que empecemos a caminar hacia una sociedad más individualista e independiente en ese sentido.

  • Tapas

Cuando preguntas a un extranjero qué conoce de España, seguramente entre sus respuestas encontrarás una palabra: TAPAS. Incluso se ha copiado la idea en otros países, y se ha puesto muy de moda.

Pero, como sabes, las tapas consisten en pequeños platitos de comida para compartir entre varias personas. Por tanto, no resulta precisamente higiénico y seguro. De hecho, ya se están empezando a sustituir por raciones individuales.

El encanto de las tapas es que, mediante esa elección comunitaria de varios platos para compartir y degustar entre todos, no sólo se permite probar más sabores sin tener que decantarse por un único alimento. También genera un sentimiento de unión, un vínculo emocional. Estamos compartiendo algo, y algo tan importante como nuestra comida.  

Al suprimir ese aspecto tan característico de nuestra cultura gastronómica, acabamos también con esas emociones, lo que de alguna manera reafirma la distancia, el “tú lo tuyo y yo lo mío”.

  • Trabajo y educación: surgimiento de nuevos modelos

Con la llegada del covid-19 y la necesidad de reducir los movimientos poblacionales, los modelos de trabajo tradicionales están dando paso a otras alternativas no tan expandidas hasta el momento en el país.

Con el confinamiento, gran parte de las empresas empezaron a adoptan el teletrabajo entre sus empleados. Empezamos a hacer un uso masivo de la tecnología no sólo en el ámbito laboral,  sino que también se sustituyen las clases tradicionales con sesiones online.

Por si esto fuera poco, añadimos también las videollamadas, las rutinas de ejercicios en youtube o mediante aplicaciones, las videoconferencias y las consultas médicas telefónicas. Lo más significativo es que muchos de estos nuevos modelos han llegado para quedarse.

Por ejemplo, muchas empresas que antes ofrecían servicios únicamente de manera presencial, se han visto “obligadas” a ampliar su oferta. De esta forma, han podido sobrevivir a fuerza de reinventarse y adaptarse a la situación, ofreciendo los servicios que la población demandaba.

Todos somos conscientes de las consecuencias económicas derivadas de la situación actual. Sin embargo, gracias a esta experiencia, hemos sido capaces de descubrir las ventajas de estos nuevos modelos: pueden ahorrarnos costes de desplazamientos (tenemos las viodeconferencias); facilitan la conciliación; posibilitan vivir en cualquier lugar (incluso en la llamada España vacía), y suponen un ahorro en costes de infraestructuras.

  • Alternativas al consumo

Relacionado con el punto anterior, es evidente que los hábitos de consumo también se han visto alterados. Como hemos comentado, el confinamiento y el teletrabajo han aumentado considerablemente el uso de internet en los hogares.  

Ante las restricciones y la imposibilidad de realizar compras físicas, muchos han optado por la única vía disponible: las compras online. Y es que, como hemos dicho, muchas empresas han optado por expandir sus negocios y ofrecer sus servicios también de manera telemática. 

Esta alternativa, además de ser la única disponible durante estos meses atrás, posee muchas ventajas: es cómoda, rápida, siempre presenta una garantía, y casi siempre puedes consultar testimonios sobre el producto. Después de dos meses beneficiándonos de esta vía, es de esperar que el consumo a través de internet continúe en alza. 

  • El pago en efectivo

Antes de la pandemia,  todos solíamos llevar dinero en efectivo para compras más baratas. De hecho, en los datafonos no era necesario marcar el PIN si el valor de la compra era menor de 20€. Sin embargo, con las medidas de seguridad e higiene, esto se modificó.

Se subió a 50€ la cifra para marcar el PIN en el datafono, y se recomendó a la población que no hicieran pagos en efectivo. Este hecho, unido a las compras online mediante el pago electrónico, nos han llevado a adaptarnos y utilizar siempre la tarjeta, en lugar de las típicas monedas que solían acompañarnos.

De hecho, no es solo una cuestión social, sino que se han hablado de este cambio desde las autoridades europeas como un nuevo mecanismo para acabar con la economía sumergida y con algunas prácticas criminales.

Ya fueron las pesetas, y ahora… ¿Tendremos que decir adiós a los euros?

Y TODO ESTO, ¿CÓMO NOS AFECTA?

Sin duda, afecta. Estamos renunciando a una gran parte de nuestra cultura, de nuestra esencia. Y eso “duele”, no es fácil. Pero lo cierto es que las culturas están vivas, se transforman.


Somos seres humanos y, como tal, somos capaces de aprender y de adaptarnos a nuevos contextos sociales. No sólo reproducimos hábitos y rutinas, sino que podemos modificarlas en nuestro beneficio, y aprender a adaptarnos a las nuevas circunstancias.

Si has echado un vistazo a mi artículo sobre la “Cultura y elementos culturales”, sabrás que uno de los factores que determinan la cultura es la historia. Estamos viviendo un momento histórico que, indudablemente, marcará la evolución de nuestra cultura.

Por supuesto, no dejaremos atrás nuestros hábitos y costumbres de un día para otro. No adoptaremos un modelo cultural distinto, como el nórdico o el japonés, de la noche a la mañana, ni empezaremos a reproducir sus patrones y normas culturales como si de algo innato se tratase.

Estamos siendo testigos de un proceso de transformación realmente importante. Conviene estar muy atentos a nuestros comportamientos y emociones, y ser conscientes de lo que dejamos atrás, y de lo que recibimos y aceptamos.

Y tú, ¿qué otros cambios has experimentado?

Echa un vistazo a mi artículo publicado en CEMERI, «la diversidad de los territorios: nuestra mejor protección ante el coronavirus».

2 Comments

  • Conchi dice:

    Es genial tu articulo Raquel,en pocas palabras llegas al corazon.Yo personalmente por una parte siento tristeza y melancolia por tantos cambios en mi vida cotidiana y por otra creo que otros cambios pueden ser positivos como por ejemplo el teletrabajo.Prefiero que la desescalada sea lenta y efectiva para no volver a los amargos momentos vividos.Me encanta tus reflexiones.

    • Raquel dice:

      Muchas gracias por tus palabras Conchi, me alegro mucho de que te gusten mis artículos. Esperemos que sepamos aprovechar y aprender de esta experiencia, y que avancemos en humildad y humanidad. Ojalá aprendamos a valorar lo realmente importante, y empecemos a colaborar por un mundo un poquito más diverso, justo y responsable. ¡Gracias por estar ahí! 🙂

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