¿Has escuchado la historia de cómo mi amiga Almudena viaja por el mundo haciendo aquello que le apasiona?
En el podcast que grabamos hace ya unos meses, Almudena cuenta sus experiencias trabajando en el sector humanitario por países como Israel, Palestina y Myanmar. Además, comparte sus deseos de continuar su viaje por Oriente Medio. ¡Y ese deseo se hizo realidad!
En esta ocasión, Almudena nos comparte sus vivencias en un contexto cultural muy diferente e impactante: Iraq.
A través de sus palabras, viajamos por territorios hostiles, cargados de un sistema normativo y cultural muy rígido y adverso. Pero también conectamos con sus raíces, sus tradiciones culturales y su forma de ver la vida, respiramos el aroma de sus calles y de sus sabores característicos, y percibimos la alegría y la ilusión de sus gentes.
Gracias a las experiencias de Almudena, conoceremos los choques culturales, los prejuicios y micromachismos de la sociedad, además de la realidad más cruda del contexto humanitario y el trasfondo emocional de todo ello.
En el podcast, ahondamos en cuestiones mucho más profundas arraigadas al imaginario colectivo: prejuicios y estereotipos, los roles de género, el desarrollo personal, la normalización de las costumbres culturales, la connotación sobre el concepto de soledad y la necesidad incesante de buscar parches con los que tapar determinadas carencias afectivas.
En este artículo, te comparto las emotivas palabras de Almudena que, con su maravillosa forma de describir esta cruda historia, nos eriza la piel y nos transporta a un lugar lejano, y tremendamente familiar al mismo tiempo.
A continuación encontrarás la versión reducida de nuestra charla. Si quieres escuchar la conversación completa, encontrarás el podcast al final de este artículo.
HISTORIAS INACABADAS
La conocí nada más volver a Erbil. Empezamos a hablar y esa misma noche sentí que quería que se quedara, que quería seguir hablando con ella y escuchar su historia.
Pasó casi una semana hasta que nos conocimos; la cuarentena nos dio un poco de oxígeno y nos llenó de ganas. Ella seguía hablándome y yo temblaba. Algunos podrán llamarlo estupidez, pero la ilusión, las inseguridades y los nervios estaban ahí.
Entonces llegó la noche de verse, y entre chupitos de vodka, lo único que quería era salir corriendo. Yendo como las locas de un lado a otro de la casa, dudando y reconfirmando con mis amigas la situación. No sabía si finalmente habría conexión, pero ese primer abrazo nos sacó de dudas.
Nos tocó sofá y aunque de primeras me lancé a sentarme directamente de frente, a medida que las frases en inglés se me iban enredando, decidí acercar posiciones y sentarme al calor de su lado, para proseguir la noche. Al poco tiempo empezaron los roces y las caricias; siempre medio ajenas a la mirada de dos hombres que, hookah (shisha) en mano, nos observaban a discreción.
Mientras que el alcohol y la tensión provocada por ese primer contacto crecían entre nosotras, mis nervios aumentaban. Sabía que inevitablemente el momento de cambiar de lugar llegaría, y eso es algo para lo que sería poco convincente. Nada de sexo la primera noche, le dije; a lo que me contestó te esperaría medio año. Una ilusión, claramente.
A mitad de camino entre nuestra primera cita y su casa, la bese. En plena calle, en pleno Iraq; sin importarme el contexto, ni mi afirmación anterior. Lo que vino a continuación más o menos se puede deducir. Pasamos el día siguiente juntas, convirtiendo la primera cita en una de las más largas.
Nuestro primer encuentro llegó a su fin y tocó volver a casa. Una ducha y de nuevo al trabajo. Ese domingo compartimos impresiones, decidimos volver a vernos al día siguiente y, sin saberlo, también sentenciamos nuestra historia. Tic-tac, las agujas del reloj marcando un lunes que prometía, cuanto menos, una intensa emoción.
Cayó la tarde, un abrazo en la puerta y su compañero de piso soltando un comentario de mierda. Con o sin intencionalidad, aquella frase terminó por dinamitar mi ya de por sí mermada seguridad, y abrió la veda a mi equipo de contingencia particular. ¿Sabes que quedó contigo porque está desesperada?, logré escuchar mientras mi mente se alejaba.
Ya no era yo. Mis emociones terminaron por noquearme completamente y, en cuanto que ella escuchó mi agobio, saltó al otro lado de la cama. Debí haber salido de ahí, dándome el espacio y el amor que necesitaba, pero la verdad es que en ese preciso momento no podía moverme, ni siquiera articular palabra.
Así, terminé pasando la noche en una cama fría y vacía, golpeándome la cabeza con palabras a diestro y siniestro: no quiero una relación; mi carrera profesional es lo prioritario; sabes que ella quedó contigo porque estaba desesperada, ¿no?; yo soy más la tercera persona en una relación. No se giró en toda la noche y, en cuanto despuntó el alba, me vestí y salí corriendo.
Lo que cuento aquí ocurrió en realidad. Nos conocimos, nos gustamos, nos agobiamos y en escasos minutos la moneda se tornó en cruz. Y lo más doloroso no fue que se alejase, sino que mientras lo hacía me volvía a sentir sola, encerrada en una celda, sin apenas luz. Dándome de bruces contra una realidad que conscientemente creía trabajada. A veces las historias tapan la verdadera herida, el verdadero dolor.
Y, sin duda, el contexto humanitario en el que me muevo aviva y remueve con mucha más intensidad esas emociones, esos fantasmas y esas heridas. Es un contexto fascinante, lo amas y lo odias a la vez, pero nunca te deja indiferente.
Probablemente esta sea una historia más, vertida en un tintero rebosante de ellas. Pero también deseoso de que, pluma en mano, alguien le dé valor y alas para ser contada.
Esta historia no es solo un relato de dos semanas, sino de una vida vivida hasta la fecha. Una vida con miles de heridas cuyo marco hace que sobresalgan si no han sido sanadas y legitimadas.
Lo que aquí siento con mucha más profundidad es la soledad de un vacío que está, aunque queramos taparnos los ojos y caminar por la vida sin querer asomarnos y dejarnos caer. Un vértigo que lleva en muchos casos a la autodestrucción del ser: alcohol, sexo, tabaco, comida o una rutina loca de trabajo.
Iraq no es un contexto fácil por muchas razones y, sin duda, está narración deja entrever multitud de ellas. Diferencias culturales, machismos encubiertos por mujeres o el doloroso camino hacia la libertad interior.
Mirando ahora con un poco más de perspectiva me doy cuenta de que su reacción, al igual que la mía, nacieron fruto de emociones y vivencias pasadas. Lo que ese comentario despertó en mí no fue directamente provocado por lo que la chica posteriormente interpretaría, sino que me empujó a historias pasadas de dolor, que aún siguen muy presentes en mi inconsciente. Y probablemente viceversa.
Las palabras de este tipo confirman una narrativa que nace y se perpetua en el tiempo, como fruto de la incapacidad por entender que dos mujeres adultas pueden elegir estar juntas, y que ello no implica haber pasado por relaciones frustradas con hombres. Llegué a poner en entredicho su comentario, pero la historia continuó y este chico me confirmó lo que, aquella tarde, golpeó mis oídos.
Espero que hayas disfrutado con las palabras de Almudena tanto como yo. Su historia contiene muestras de ese contexto sociocultural tan adverso, de las dificultades y desafíos en el sector humanitario, de los choques culturales, los prejuicios y el trauma emocional que, de una forma u otra, todos llevamos dentro.
Ojalá las vivencias de Almudena te sirvan para conectar con otras culturas, territorios y maneras de ver la vida. Y ojalá te animen a aventurarte en nuevas experiencias interculturales, libres de fronteras y limitaciones mentales, que ayuden a tomar conciencia de nosotros mismos y del lugar que ocupamos en el mundo.
Si te has quedado con ganas de conocer más sobre su historia, puedes leerla aquí.
Si quieres profundizar en alguna de estas cuestiones, puedes echar un vistazo a mis artículos anteriores:
Iraq es un país que ha vivido circunstancias dolorosas estos últimos años.
Este último decenio ha sido particularmente difícil,guerra,muerte,exilio ,violación de los derechos humanos,crisis económica.
Recuerdo también,algo más lejos en el tiempo,la guerra con Irán y la guerra del Golfo.
Mi memoria viaja mucho más en el tiempo,al país del Éufrates y el Tigris,de fabulosas ciudades como Nínive y Babilonia,y también de una aldea ,Ur, de la que partió Abraham,el patriarca del Antiguo Testamento.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus comentarios y por compartir tantos conocimientos, Silvia. Tienes razón, hay mucho más que decir sobre la historia de Iraq, estamos preparando un nuevo podcast con todos estos puntos que mencionas, que sin duda merecen la pena ser nombrados. Contamos con tus experiencias y comentarios. Un abrazo!
Hola! Gracias por tu comentario! 🙂 Estoy de acuerdo en que Iraq tiene mucho mas que decir. La idea del podcast, sin embargo, no era tanto contar su historia sino mi experiencia personal estos meses y como yo lo estoy viviendo. Ahondar en la historia de un pais como Iraq requiere tiempo e ir con calma.
Tienes razón, Almu. Para eso, dedicaremos más tiempo en otros podcasts posteriores. ¡Tienes tanto que contar sobre tus experiencias y sobre la vida en este país tan increíble! Esperamos seguir ofreciendo muchos más contenidos 🙂