Hace unos meses, un gran amigo me recomendó fervientemente este libro:
En uno de los capítulos, aborda una cuestión realmente interesante para mí y que me dejó fascinada: la posibilidad de que estemos caminando hacia una única cultura global.
Como ya hemos avanzado en artículos anteriores, la cultura se compone de conocimientos, creencias, tradiciones, ideas, ritos o cualquier capacidad adquirida por una persona como miembro de una sociedad. En este sentido, la cultura nos ayuda a definir quiénes somos y de dónde venimos.
Es difícil pensar en un grupo social sin un contexto cultural. Gracias a lo que conocemos de otras culturas, podemos deducir la procedencia de alguien en base a sus tradiciones, el idioma que habla, la ropa que viste, su acento, lo que come y aquello en lo que cree. Aunque, como sabemos, esto puede dar lugar a estereotipos.
Los estereotipos surgen a partir de malentendidos entre personas que experimentan una cultura de un modo diferente o a través de representaciones mediáticas. Estos estereotipos son categorías mentales que nos ayudan a comprender el mundo de una manera más sencilla, pero distorsionan lo que vemos o conocemos sobre una cultura determinada.
Pero las culturas van mucho más allá de los estereotipos. Como hemos visto, todos experimentamos aspectos culturales de manera inconsciente cada día. Es decir, todos hacemos uso de nuestro bagaje cultural en actividades tan cotidianas y sencillas como ir al supermercado y elegir qué productos consumir, la manera en la que vestimos y decoramos nuestra casa, y cómo nos saludamos entre nosotros.
El origen de las culturas
Desde los primeros sapiens que habitaron la Tierra, a lo largo de la historia se ha ido desarrollando una gran diversidad de realidades creadas por los humanos. Estas formas de pensamiento han originado multitud de comportamientos, ideas y tradiciones, dando lugar a las distintas culturas.
Como decimos, las realidades imaginadas han ido configurando nuestros pensamientos, comportamientos, observaciones y deseos. Las culturas actúan como un sistema de cooperación que permite que todos los integrantes de la misma sociedad colaboren para mantener las mismas normas, tradiciones, valores y costumbres culturales. Sin embargo, estos sistemas no dejan nunca de transformarse.
Así, las culturas continúan cambiando con el tiempo, experimentando cambios que son fruto de sus propias dinámicas internas y de la interacción con culturas diferentes. Y, al mismo tiempo, las sociedades cambian también su historia y los ecosistemas en los que habitaba.
Recientemente, a través de la globalización y los medios de comunicación, el mestizaje cultural está alcanzando una velocidad desconocida hasta el momento.
La globalización y el mestizaje cultural
El concepto de globalización resulta realmente complejo, ya que es el resultado de un conjunto de dinámicas políticas, económicas y sociales, unidas a la creación de nuevos significados y nuevos avances tecnológicos.
La globalización cultural va más allá de las ideas de occidentalización, americanización e imperialismo cultural. Ya no pensamos en la globalización únicamente en este sentido, sino que se empiezan a plantear cuestiones relacionadas con la homogeneización de una cultura global.
Pero… ¿Qué es lo global?
Lo global hace referencia al conjunto de todo el territorio habitado del mundo en el que vivimos. Sin embargo, se trata de una idea demasiado subjetiva y poco útil a la hora de comprender el verdadero significado de la globalización y de cómo nos afecta.
Por ejemplo, hoy en día sabemos que todas las sociedades están conectadas por cuestiones económicas, medioambientales, políticas y sociales. ¿Es posible hablar entonces de lo global en términos culturales?
Tendemos a establecer una dicotomía entre lo global y lo local, como conceptos opuestos. Sin embargo, podemos acabar con esta dicotomía si entendemos la globalización como la red viva de conexiones e interdependencias que afectan todos los planos de la vida, sin anular estos mismos aspectos a nivel local.
Por su parte, la concepción que solemos tener sobre lo local es bastante débil, ya que tendemos a relacionarlo con lugares geográficos a pequeña escala, con referencias culturales y valores (lo auténtico), con un tipo de formación social (como una comunidad), y con una forma de pensamiento concreto (un pueblo).
Sin embargo, incluso dentro de esta cultura local, hacemos uso de los medios de comunicación electrónicos globales que nos permiten conectarnos y recibir información desde cualquier parte del mundo. De igual forma, las nuevas prácticas de consumo nos acercan productos globales provenientes de otras culturas. Cada vez es más frecuente encontrar en nuestros supermercados alimentos importados de otros países. Todo esto, que hoy damos por sentado, es un reflejo significativo de la globalización cultural.
Pero es difícil decir si la historia se desplaza hacia la unidad o la diversidad cultural.
Algunos autores afirman que, si miramos la historia en su totalidad, veremos que inevitablemente, nos dirigimos hacia una cultura única global. La justificación que encuentran es que, hoy en día, la inmensa mayoría de las culturas se encuentran interconectadas con otros grupos culturales. Sin embargo, presentan ciertos matices, y abogan por que la cultura única global no es homogénea, sino que contiene muchos pequeños detalles y estilos de vida diferentes. Sin embargo, todos están interconectados y se influyen unos a otros, y utilizan “el mismo lenguaje” para comunicarse: comida, dinero, redes sociales, armas, etc.
¿Nos llevarán estos intercambios hacia una Cultura Global?
En pleno siglo XXI, el mundo sigue dividido en continentes, países y estados. Sin embargo, ninguno de ellos es realmente independiente del resto, sino que todos se relacionan y dependen unos de otros.
Al igual que el concepto de One Health nos recuerda la interconexión entre el medioambiente, nuestros sistemas de producción y consumo, y la salud de toda la humanidad, también están interconectados los sistemas económicos, políticos, sociales, tecnológicos y laborales de cada una de las sociedades que habitan el Planeta.
De la misma forma, las tendencias culturales se extienden rápidamente, dando lugar a una sociedad global multiétnica e intercultural que rebasa fronteras, y enfrenta los mismos problemas globales: el cambio climático, las guerras y el calentamiento global son sólo algunos de ellos y, sin duda, exigen una cooperación global para hacerles frente.
Pero, ¿significa eso que desaparecerán las culturas en favor de una única cultural universal?
En cierto sentido, ya existe una cultura global: en la inmensa mayoría de sociedades del mundo, trabajamos a cambio de una retribución económica, y utilizamos el dinero como producto de compra-venta; en todas las sociedades, utilizamos la escritura y la comunicación verbal, y con frecuencia aprendemos más idiomas para ampliar nuestra capacidad de comunicación; en todas las sociedades edificamos casas, principalmente unifamiliares, vamos de compras, organizamos viajes a lugares exóticos y desconocidos, practicamos deporte por ocio, salud o desconexión, y accedemos a músicas de todas partes del mundo que nos hablan de la cultura y del contexto sociopolítico.
Sin embargo, dentro de esta cultura global, convive una inmensa amalgama de culturas diferentes.
Como hemos dicho, las culturas se transforman continuamente. La cultura es la manera en que experimentamos la vida. Por tanto, la diversidad cultural permite que pensemos en distintas formas de enfrentarnos a estos problemas globales. En este sentido, la diversidad cultural representa una ventaja enorme para la humanidad.
La diferencia entre nuestros contextos culturales actualmente y los contextos culturales previos a la revolución industrial se debe a que, hoy en día, las culturas viajan e interaccionan a una velocidad mucho mayor.
Por ejemplo, lo que conocemos hoy por “gastronomía italiana”, es realidad es una mezcla de productos procedentes de otros países del mundo. Ni la pasta, ni los tomates, ni las aceitunas… ninguno de estos alimentos fueron originarios de Italia. Y este proceso se repite en todas partes, y en todos los contextos.
En la India se utilizan los mismos ingredientes, pero dan lugar a un plato completamente distinto. Ello quiere decir que el bagaje cultural convierte estos ingredientes aislados en un elemento característico de la sociedad y de su cultura.
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