El pasado día 21 de junio tuvo lugar la celebración del Año Nuevo Aimara.
¿Te resulta familiar el nombre aimara o aymara?
Anteriormente, hablamos un poco sobre la cultura de los pueblos indígenas y su presencia en el mundo. Hoy, con motivo del Año Nuevo Aimara, quiero acercarte un poco a esta comunidad tan fascinante.
Se trata de uno de los pueblos ameridios más conocidos en todo el mundo por su lengua, la cría de camélidos como alpacas y llamas, y el uso que realizan de las plantas de coca.
Los aimara viven principalmente en el norte de los Andes de Bolivia. Actualmente, se asientan sobre todo en los departamentos de La Paz y Oruro, con presencia también al norte de Potosí y algunas poblaciones en Cochabamba y Chuquisaca.
De esta forma, los aimaras se apropiaron del Lago Titicaca y de la región de Tiwanaku, donde se produce la mayor celebración del año nuevo aimara.
Veamos un poco más sobre la cultura de los aymaras y su peculiar celebración del año nuevo.
El pueblo Aymara y su cultura
Como hemos visto, los aymara son un pueblo indígena que vive principalmente en el altiplano andino de Bolivia y Perú, aunque también están presentes en algunas zonas del noreste de Argentina, el sureste de Perú y el norte de Chile.
El término aimara es bastante incierto, ya que sus antecesores no se denominaron de esta forma y los incas los llamaban “collas”. Se estima que fue en 1559 cuando se les empezó a llamar “aymaras” en base a la información lingüística recogida en la región del Collao.
De la misma forma, se piensa que la civilización Tiahuanaco, antecesora de los aymaras, habitaban la región en el 2000 a.C., lo que la convierte en el primer estado “aimara”. Sin embargo, a lo largo de su historia, los aimaras han vivivo en distintos reinos separados, lo que supuso una debilidad que aprovecharon los incas para convertirlos en sus súbditos y hacerlos pasar por un intenso proceso de aculturación.
Elementos y tradiciones culturales
Puesto que se encontraban en las partes más altas de los Andes y mantuvieron un relativo aislamiento cultural, la lengua y la cultura aimara se han preservado a lo largo del tiempo.
En este sentido, se han mantenido las costumbres de origen precolombino, combinadas con la doctrina católica de la colonización española que dio como resultado una nueva cosmovisión cristiana católica e indígena con rituales y tradiciones propias y únicas.
Esta cosmovisión de la que hablamos se caracteriza principalmente por la defensa de la adaptación y comprensión de la naturaleza, que representa un ente vivo y sagrado. Según la cosmovisión aimara, existe un orden en el universo que hace que en los planos físicos, sociales y espirituales se encuentren en equilibrio mutuo.
Además, poseen una visión dual de todos los elementos de la Tierra, que se buscan y se complementan para permitir la vida en equilibrio: día y noche, hombre y mujer, arriba y abajo, etc. Todos estos opuestos se combinan y forman una tercera alternativa, por lo que la visión aimara entiende que existen tres espacios:
- Alax pacha: tierra de arriba, “cielo”. Mantenimiento del cosmos ideal.
- Aka pacha: la tierra donde viven los aimara. Mantenimiento del mundo cultural.
- Manqha pacha: tierra de dentro, “infierno”. Mantenimiento del caos.
Cada uno de estos mundos está habitado por seres vivientes organizados jerárquicamente, quienes tienen una relación e influencia sobre los humanos. Es decir, todos los seres vivos de la tierra estamos conectados y dependemos unos de otros.
Como muchos otros pueblos indígenas, el pueblo aimara realiza distintos ritos para tener contacto con el mundo espiritual. Algunos de ellos vinculan sus prácticas agrícolas y ganaderas con la Pachamama o Madre Tierra.
Además, como vimos en el artículo “cultura y elementos culturales”, al igual que el resto de culturas, los aimara transmiten sus tradiciones y costumbres mediante narraciones orales de generación en generación, priorizando los aspectos referentes a la naturaleza, la vida en sociedad, y los conceptos de dualidad, complementariedad y reciprocidad.
En cuanto a la conservación de festividades y celebraciones, el pueblo aimara mantiene sus danzas y su música en todos los aspectos de la vida andina, como los ritos de iniciación y del ciclo vital y productivo, y las actividades vinculadas al calendario católico y conmemorativo.
En todos estos rituales, además de la música y el baile, aparece otro componente simbólico muy importante: los trajes y vestimentas, que representan también un marcador de identidad. Por ejemplo, el sombrero pequeño que utilizan las mujeres aimara en el altiplano continúa siendo un símbolo de identidad para ellas.
El Año Nuevo Aymara
El Año Nuevo Aymara o Willkakuti también es conocido como Año Nuevo Andino, Amazónico y del Chaco, y se celebra el 21 de Julio de cada año en Bolivia, Argentina, Chile y Perú, aunque la celebración principal tiene lugar en Tiwanaku. En 2022, será el inicio del año 5.530 en el calendario aymara.
Coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, cuando el sol está más alejado de la Tierra. Por tanto, simboliza el retorno del sol, la llegada de nuevas energías del cosmos y el comienzo de un nuevo ciclo agrícola. El pueblo aimara invoca con rituales y ofrendas el retorno del sol, es una llamada a la naturaleza para conservar el ciclo de la vida.
Se trata de la noche más fría y corta del año, por lo que los aymaras pasan la noche en vale esperando para observar el primer rayo de sol y, así, dar comienzo a una nueva etapa cíclica. A las 5:00h, todos se dirigen hacia las ruinas de Tiwanaku para contemplar el gran momento mágico.
La espera se dinamiza con música y bailes tradicionales hasta que, a las 7:00h, los chamanes dan comienzo a la ceremonia en el templo de Kalasaaya. En este momento, todos se unen a bailar en círculo sobre la plataforma de sacrificio para “quemar”, metafóricamente hablando, todo lo malo ocurrido en el año y acumular esperanzas y buena energía para el ciclo que comienza.
Y llega el gran momento: cuando aparece el primer rayo de sol, todos se concentran en la Puerta del Sol (monumento de Tiwanaku) con las palmas de las manos en alto de frente al sol. Después, continúa la fiesta, la música, las oraciones y los bailes.
Esta práctica milenaria que evoca el renacer del sol, ha recobrado importancia cultural, religiosa, ideológica y turística en los últimos decenios de modo que, cada año, muchos turistas se aproximan para disfrutar de esta tradición y contemplar la espectacular vista de un nuevo inicio.
Las voces de las mujeres indígenas
Hace unos meses, tuvimos el increíble honor de entrevistar a dos mujeres maravillosas en Diversidad Conectada:
Martha Gonzales, investigadora y lingüista aymara que facilita procesos de empoderamiento de las mujeres y los saberes ancestrales; y Lidia Gutiérrez, lideresa indígena que impulsa procesos de generación de liderazgos de mujeres y del cuidado del medio ambiente hace ya más de 20 años.
En el podcast que grabamos con ellas, hablamos sobre cómo la cosmovisión de los pueblos indígenas ofrecen respuestas para la resiliencia frente a los efectos provocados por el cambio climático. Si quieres saber más sobre la cultura aymara y las herramientas positivas que podemos extraer de su cosmovisión, te animo a que escuches nuestro podcast en el canal de Diversidad, Biocultura y Cambio Climático.
Hola Raquel,es muy interesante la información que aportas sobre el pueblo aymara.
Este pueblo está ligado al Imperio Inca,que su impuso su cultura a aquellas gentes que yo conocí
también con el nombre de collas.
Yo tuve alumnos bolivianos,paraguayos y uruguayos,pero era en los chicos de Bolivia ,en su físico y en su temperamento en los que se advertía la presencia de una raza ancestral.Ellos venían de un territorio que hace siglos se denominaba Alto Perú.
Me alegra saber que han lo grado conservar sus tradiciones ante el avance de la civilización occidental.
Adelante ,Raquel,con tus publicaciones.
Un abrazo.
Hola Silvia,
Muchas gracias por tus palabras, ¡qué interesante lo que cuentas! Has conocido muchas culturas diversas y con tradiciones y saberes súper enriquecedores. Me alegro mucho de que te guste la publicación, gracias por contribuir siempre con tus experiencias y conocimientos. ¡Un abrazo! 🙂