No es ningún secreto: la destrucción del patrimonio histórico es un arma de guerra. Es una estrategia utilizada para acabar con la historia de determinados grupos sociales. Y estamos viviendo un momento clave en este sentido.
Actualmente, en distintas partes del mundo se está presenciando una destrucción consciente de los bienes culturales que forman el patrimonio cultural, tan importante para la historia y el legado de las sociedades.
Se trata de un problema de tal relevancia que ya son muchas las convenciones que abordan esta cuestión. Ejemplos de ello son La Convención de la Haya para la protección de Bienes Culturales (1954), la Convención sobre el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales (1970), la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural (1972), y la protección de la Diversidad Cultural (2005), entre otras.
Limpiezas culturales
Una de las zonas más afectadas por estos ataques constantes al patrimonio histórico y cultural es, sin duda, Oriente Medio.
Especialmente con la llegada del Estado Islámico, grandes zonas y lugares emblemáticos de Irak y Siria se han visto completamente arrasados y destruidos. Es evidente la intencionalidad de estos actos, perfectamente calculados y sin lugar a errores.
Como menciona Irina Borkova, directora general de la UNESCO, se trata de “una forma de limpieza cultural” que pretende acabar con toda manifestación cultural de la historia, el legado y la identidad de los grupos sociales, lo que deriva en un estado de desarraigo y desvinculación de las tradiciones, ideas, costumbres y valores culturales.
Además, esa “limpieza cultural” también apunta al desarrollo de un tráfico ilícito sobre los bienes artísticos y arquitectónicos. Es decir, los bienes culturales también se han convertido en activos, como ocurre con el turismo cultural, y si no se cuidan y se protegen, nos enfrentamos ante otra amenaza de deterioro y pérdida de los mismos.
Diversidad cultural amenazada
La destrucción del patrimonio cultural y arqueológico en Iraq está acabando con la diversidad sociocultural que caracteriza al país. Se trata de crímenes de guerra que están afectando seriamente amplias zonas, como Mosul.
El Estado Islámico ya ha acabado con un gran número de representaciones culturales emblemáticas de Mosul: Mezquitas chiíes, Qabr al Bint o Tumba de la Chica; Mausoleo del historiador Ibn al Athir; Estatuas del músico Ozman al Musuli y del poeta Abu Tammam; la Virgen del tejado de la Iglesia de la Inmaculada, y la tumba del profeta Jonás en Mosul son sólo algunos de ellos.
Como afirma May Shaer, directora de proyectos de la UNESCO para Iraq, “el patrimonio es un elemento clave de la cohesión social”. Nos identifica con un grupo social y una cultura concreta, y los monumentos son una muestra de ello. Por eso se atacan y se apunta a su destrucción.
Al eliminarse el patrimonio, y con ello la historia cultural y social, se sabe que ocasionará un dolor y una pérdida profunda de identidad. Se trata de acabar con la historia y la cultura de un determinado grupo social eliminando primero su patrimonio histórico, lo que supone la máxima representación y el mayor elemento hereditario de su cultura. Sin el traspaso generacional y la comunicación, las culturas quedan condenadas a su desaparición.
Mosul: Reavivando su espíritu
En Iraq hay en torno a unos 12.000 yacimientos arqueológicos, entre los que se incluyen más de 150 ciudades y pueblos, las últimas grandes capitales de Babilonia, Nimrud y Nínive, y zonas protegidas por la UNESCO: Hatra (1985), Asur (Qal’at Sherqat) (2003), Samarra (2007) y Erbil (2014).
Mosul es la segunda ciudad más grande de Iraq. Desde que en el año 2014 el Estado Islámico tomara el control, la ciudad ha sufrido daños y pérdidas irreversibles. En poco tiempo, Estados Unidos envió tropas militares para contener y reducir los territorios ocupados por yihadistas.
Como mencionábamos anteriormente, estos ataques representan una estrategia de limpieza étnica y cultural. El Estado Islámico ha terminado con la vida de miles de personas de distintas culturas, religiones e ideologías que no coincidían con las suyas. Al mismo tiempo, se han asegurado de eliminar su herencia cultural destruyendo el patrimonio histórico que, finalmente, sacudiría su identidad cultural y colectiva.
Una sociedad sin legado, historia ni referencias culturales es una sociedad “vacía”. Sufrirá un proceso de desarraigo y aculturación, y será fácilmente manipulable.
Ahora, pese a la “liberación” de Mosul y la recuperación de Raqa, continúan los esfuerzos para “reavivar el espíritu de la ciudad”.
Sin duda, estos actos de destrucción del patrimonio suponen verdaderos crímenes de guerra y de genocidio cultural. Es una amenaza para el Patrimonio de la Humanidad, y para nuestras sociedades futuras.
Mosul desde los ojos de Almudena
Almudena Rodríguez, trabajadora de la ACTED en Iraq, nos cuenta cómo está viviendo todo esto desde el terreno. Hace unos meses, Almudena nos adelantaba algunos aspectos y peculiaridades de la vida en Iraq.
En el podcast de hoy, profundizamos en la realidad histórica y cultural de Mosul, desde las vivencias y la mirada analítica de Almudena, una joven cooperante occidental que se encuentra completamente sumergida en las dinámicas sociales del país.
Además, te dejo recursos aportados por Almudena, para que puedas conocer mejor la riqueza cultural de Mosul:
- The Art and Culture of Mosul
- Historia y patrimonio de Mosul, recuperados gracias a las nuevas tecnologías
Si quieres conocer más sobre estas cuestiones, puedes visitar mis artículos anteriores:
- La cultura a través del patrimonio: identidad y patrimonio cultural
- La estrecha relación entre la biodiversidad de los territorios y sus culturas
- 10 libros que cambiarán tu forma de ver el mundo
También puedes escuchar mis podcasts: