¿Recuerdas lo que era eso de viajar, sin restricciones, sin limitaciones ni pruebas PCR?
Estamos viviendo un momento realmente extraño. Sin duda, la crisis sanitaria nos ha sacudido a todos los niveles. El miedo, las restricciones, las costumbres, la sensación de falta de control y de libertad… Nuestras vidas han dado un giro radical.
Ya ha pasado un año desde que empezamos a confinarnos. Desde que entramos en este mundo paralelo, donde los abrazos, los besos y las grandes reuniones quedaron borradas. Esta situación tan prolongada por la incesante proliferación del coronavirus, incita que crezcan nuestras ganas de escapar de esta realidad tan irreal.
Necesitamos salir de esta nueva rutina, esta “nueva normalidad”, viajar y oxigenarnos. O, tal vez, simplemente dejar que nuestras ideas vuelven, viajen en buscan de nuevas formas de vida, de lugares desconocidos y de olores y sabores diferentes.
El viaje como contacto con otras culturas
¿Conoces esa sensación de llegar a un país desconocido y maravillarte con cada pequeño detalle?
Cuando viajamos, tomamos distancia de nuestro entorno cotidiano, y nos abrimos a un mundo nuevo del que podemos aprender y enriquecernos. Tomamos contacto con otros hábitos y costumbres culturales, conocemos rasgos y aspectos curiosos e incluso desconocidos. Disfrutamos de experiencias únicas que nos transformarán y crearán recuerdos imborrables.
Pero también surgen conflictos internos.
Al exponernos a una forma diferente de ver el mundo, comenzamos a experimentar choques culturales que, mal gestionados, pueden derivar en verdaderos problemas, tanto con nosotros mismos como con personas del entorno.
5 errores comunes a la hora de viajar
A continuación, repasamos algunos de los errores más comunes a la hora de viajar, que nos impiden disfrutar plenamente de la experiencia de sumergirnos en otra cultura, para salir de ella con el aprendizaje y la transformación que conlleva una experiencia tan maravillosa.
– Comparar sus costumbres con las propias
No sirve de nada que juzguemos su manera de entender el mundo y actuar en base a nuestros propios patrones culturales. Observa, aprende y acepta que no todo es blanco o negro.
– No tener en cuenta los horarios y ritmos
En países como España, Argentina, Italia o Colombia, estamos acostumbrados a disfrutar de una sobremesa que da pie a compartir momentos y conversar de forma distendida. Sin embargo, en países como Estados Unidos o Reino Unido, el momento de la comida es algo rápido y funcional, sirve para comer algo antes de regresar a sus quehaceres.
Además, los horarios de comidas distan mucho de un lugar a otro, al igual que aspectos como el número de platos, las propinas, etc. Trata de prestar atención a estos pequeños detalles, y disfruta de ellos.
– Relacionarnos únicamente con personas de nuestra misma cultura
Al viajar a otro país, solemos cometer este error con frecuencia. Encontramos personas de nuestra cultural e, inmediatamente, hacemos piña con ellos, lo cual es normal. Sin embargo, no deberíamos cerrar el círculo.
Es interesante mantener una actitud abierta y disfrutar de las ventajas que conllevan relacionarnos con personas de distintas culturas, que nos aportan distintos puntos de vista y mucha información de calidad.
– Ser inflexible y querer abarcar mucho
Es normal que planifiquemos un itinerario y llevemos una lista de lugares que queremos visitar, actividades que queremos hacer, comidas que queremos probar, etc. Pero recuerda que el viaje es también una forma de libertad.
Permítete disfrutar de la tranquilidad, de no hacer nada en concreto, de simplemente estar en ese lugar. Deja un espacio para que todo fluya, permite que surjan planes y momentos inesperados, que las visitas se alarguen y las comidas terminen con nuevos amigos. Permítete recordar cada momento con cariño, y no solo como una retahíla de fotografías coleccionables.
– No prestar atención a la cultura, el idioma y las normas sociales
Es necesario tener unas nociones básicas sobre la cultura del lugar que vas a visitar. Debemos asegurarnos de respetar sus normas (de vestimenta, de tradiciones, de saludos…), para poder comunicarnos y evitar ofender a los locales.
Consejos para disfrutar al máximo de la experiencia
Ya hemos visto algunos de los errores más comunes a la hora de viajar y tomar contacto con otra cultura. Para evitar caer en estos errores, existen muchas pequeñas cosas que podemos hacer y que no requieren ningún esfuerzo:
- Consultar e informarnos antes. Será divertido e interesante, y nos motivará a comprobar todo lo que leamos y veamos en primera persona.
- Hablar con nativos. Tratar de aprender algunas palabras y frases básicas del idioma de destino facilitará la comunicación y enriquecerá muchísimo la experiencia.
- Probar y experimentar sabores nuevos, actividades de ocio, música y bailes, costumbres y tradiciones, nos ayudará a comprender mejor su manera de ver e interpretar el mundo.
- Buscar ejemplos y seguir métodos probados sobre cómo moverte en transporte público, evitar gastos innecesarios, conocer los mejores lugares donde alojarte, etc.
- Tener en cuenta el ambiente socio-político. Algunos lugares albergan una situación política bastante complicada, y tal vez no sea un ambiente muy amable para con los turistas. Puede que existen problemáticas sociales que te afecten considerablemente (machismo, xenofobia, crueldad animal, etc.). Valóralo bien antes de viajar.
- Hacer turismo responsable. Respeta el lugar, el ambiente, la cultura, las tradiciones, la connotación de los edificios y los lugares sagrados y de culto, etc.
- Olvidar todos los estereotipos sobre el país de destino y su población. Descubre por ti mismo la realidad que se vive allí.
El viaje es el camino
Cualquier viaje supone, inevitablemente, una oportunidad para conocer y aprender de otros lugares, personas y situaciones. Vemos otras formas de actuar, de interpretar la realidad y de interactuar con el mundo que nos rodea.
Pero también nos ayuda a conocernos y a aprender de nosotros mismos. Sirve como un puente para comprender nuestro propio entorno, nuestras costumbres y el significado de cada pequeño detalle.
El viaje es una experiencia de enriquecimiento y desarrollo en todos los sentidos.
«Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas».
Henry Miller
Es cierto que la pandemia va a cambiar nuestra manera de viajar y ,tal vez,después de tantas limitaciones,vamos a apreciar mejor los paisajes y los países que podremos conocer.
Pienso que hay que diferenciar al viajero del turista .Este último suele anotar en una cartilla las visitas de cada día e incurre muchas veces en los errores que tú mencionas.
El viajero tiene una mente amplia,procura ver y comprender,se informa,siente empatía hacia las personas y lugares que está conociendo,evita los prejuicios,disfruta de todo lo que descubre.
Ojalá sea posible viajar pronto sin restricciones y vivir la emoción del viaje desde el primer minuto.
Me encanta tu distinción entre viajero y turista, es cierto que tendemos a confundir ambos conceptos. Y es increíblemente transformador cuando adoptamos esa nueva mirada de quien explora y se sumerge en la cultura del lugar de destino, para disfrutar e impregnarse por completo de todo lo que le rodea. Ojalá podamos volver a vivir estas experiencias muy pronto!